jueves, 26 de noviembre de 2009

Huancayo y su primera Feria del Libro


Christian Reynoso

Del 10 al 22 de noviembre se llevó a cabo la primera Feria del Libro organizada en la ciudad de Huancayo, capital de la región Junín. El evento convocó a una serie de escritores de diversas ciudades del Perú además de los escritores de la región, quienes ofrecieron charlas, conferencias y presentaciones de libros. El público huanca, entre académicos, profesores, estudiantes y población en general, respondió acertadamente, alentados por la novedad del evento que ciertamente marca un precedente para las letras huancainas y su presencia en la literatura nacional. En ese sentido, será responsabilidad de los organizadores de consolidar esta Feria como un referente literario importante para el futuro.

Huancayo, una ciudad comercial en crecimiento, alberga un promedio de 180 mil habitantes, no obstante, este número, según nos cuenta el escritor Nicolás Matayhosi, en un intermedio de las conferencias, diariamente puede llegar a cerca de un millón debido a la actividad y tránsito comercial que existe en la ciudad en razón de su articulación con otras provincias y lugar de paso con otras regiones. Por ello que también en Huancayo se concentre la sede principal de la Universidad Nacional del Centro como el núcleo académico más importante de la zona y que alberga en sus aulas a un promedio de 10 mil estudiantes.

La Feria del Libro ha convocado a un promedio de 30 editoriales, muchas de ellas de presencia nacional. No obstante algunas otras no han asistido por motivos x ante la proximidad de la Feria del Libro Ricardo Palma en Lima. Más allá de ello, la Feria del Libro de Huancayo ha tenido como fondo la organización de un concurso literario en el género Cuento, Ensayo y Cómics que ha otorgado el Premio Felizh (Feria del libro zona Huancayo) donde han participado en su mayoría noveles autores y estudiantes de la zona. El ganador del concurso de Cuento ha sido Ricardo Hidalgo con el cuento “Sueños”, en Ensayo Àlvaro Acevedo con “El futuro de le lectura o cambia o perece” y en Cómics, Ernesto Chagua con “La Leyenda de las Kantutas”.

Como complemento al premio ha sido editado un libro que agrupa los diversos cuentos ganadores y finalistas que nos dan una idea de la nueva narrativa que se viene escribiendo en Huancayo. El libro ha sido editado por Bisagra Editores que es un reciente sello editorial creado e impulsado por entusiastas jóvenes comprometidos con la literatura y el quehacer cultural, dirigidos por Jorge Salcedo. Bisagra editores además ha publicado en los dos últimos meses otros textos de autores huancas entre ellos: "El vuelo de la Paloma" (cuentos) de Consuelo Arriola, “Juventud, política y universidad en Huancayo" (ensayo) del sociólogo José López, “Sabatorio” (artículos periodísticos) de Sandro Bossio.

Hay que felicitar el trabajo y esfuerzo de todos quienes han contribuido a la realización de esta primera Feria del Libro en Huancayo, entre ellos al comité consultivo dirigido por Sandro Bossio y Juan Carlos Suárez y al organizador Willi Mateo, empresario y financista, quien ha destacado que el objetivo ha sido “poner a disposición de la ciudadanía huancaína una bandeja de encuentro y aprendizaje cultural de primer nivel” como parte de la promoción de la cultura de la región centro del país.

En efecto, la Feria también ha servido para que varios de los invitados hayan podido visitar Huancayo y conocer sus atractivos turísticos, expresiones culturales y demás espacios de media noche. Asimismo ha servido para ir tras los pasos del “País de Jauja” y su maravillosa laguna de Paca, a propósito de la entrañable novela de Edgardo Rivera Martínez.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Dolorier y la flor de Retama: pólvora y dinamita del corazón


Christian Reynoso

“Flor de Retama” quizá sea la canción más conocida y cantada por cuanto interprete del Perú profundo haya pisado un escenario. Compuesta en 1969 en Lima, luego de la llamada Rebelión de Huanta contra el gobierno de Juan Velasco Alvarado, donde murieron más de 20 personas, este huayno se ha convertido en un himno que desde entonces ha acompañado las luchas del movimiento social. Su autor, Ricardo Dolorier Urbano (Huanta, Ayacucho, 1935) aún sigue preguntándose cada vez que la escucha cómo fue que esta canción con el correr de los años adquirió la fuerza que hoy tiene y que, ciertamente, activa en quien la escucha, el sentimiento de sentirse parte de ese Perú de todas las sangres violentado y abusado por la represión.

Dolorier, educador de profesión, no imaginó que hoy, 40 años después, Flor de Retama sería una canción emblemática de la movilización popular, de la lucha de las masas, de la reivindicación del pueblo. No sabría que la canción seguiría presente, cantándose y escuchándose como una pequeña caja de resonancia que guardaría entre sus arpegios la memoria de que aquellos hechos no deberían volver a repetirse.

Flores y retamas para Dolorier

El 6 de noviembre se han cumplido 40 años de vida, de canto y de resistencia de Flor de Retama. Este día también ha sido designado como el día de la canción ayacuchana. Con ese cometido de celebración doble, innumerables voces de Ayacucho se han levantado en el Parque de la Exposición para celebrar con “pólvora y dinamita, ¡carajo!”, como dice la parte final la canción, el homenaje a Flor de Retama y a su autor.

Ricardo Dolorier ha recibido el abrazo fraterno de toda una pléyade de seguidores que han bebido de su talento para perfilar el canto popular del Perú a través del huayno y el folklore en una admirable expresión de arte, salida del corazón, del dolor, de la indignación, de la voz de protesta, de la sangre del pueblo que se derrama “en la plazuela de Huanta, amarillito, amarillando, flor de retama”.

La historia de cómo nació la canción ya es bastante conocida: Junio 1969. Velasco emitió el Decreto 006-69 que restringía la gratuidad de la enseñanza para quienes desaprobaran los cursos regulares. Ante esta medida, la población de Huanta se movilizó aduciendo que limitaba la educación de los alumnos de escasos recursos. Los llamados “sinchis” reprimieron la protesta. Resultaron más de 20 personas muertas entre estudiantes, padres de familia y pobladores. Finalmente, Velasco dio marcha atrás y derogó el Decreto (1). No obstante, el dolor y la muerte quedaron incrustados en el corazón del pueblo huantino como una gran espina que se hizo canción.

En Lima, Ricardo Dolorier, profesor de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle "La Cantuta", al enterarse de los hechos sintió que el corazón le reventaba. Algunos de los fallecidos habían sido sus alumnos. La indignación se convirtió en inspiración. La barbarie le generó reacciones y sentimientos que se tradujeron en sonidos musicales, canciones, poesía. En noviembre 1969, después de 4 meses de ocurridos los hechos de Huanta, Dolorier tenía compuesta la canción. Era un homenaje a los caídos en Huanta. Desde entonces la canción empezaría a adquirir vida propia. Ahora, en el cementerio de Huanta, junto al mausoleo que guarda los restos de estas víctimas puede leerse la letra de la canción.

Flor de Retama: Hoja de ruta

La primera persona en escuchar la versión final de Flor de Retama de boca del mismo Ricardo Dolorier fue Oswaldo Reynoso, escritor y entonces vicerrector de la Universidad La Cantuta, que mantenía una estrecha amistad con Dolorier. La historia, cotejada con ambos personajes, es la siguiente: Era una madrugada de noviembre del año 69, quizá el día seis, Ricardo Dolorier llegaba a las residencia de profesores de La Cantuta después de una noche de bohemia. En ese transcurrir había logrado redondear la canción, la tenía en la lengua lista para ser cantada, después de muchos arreglos y cambios que conservaba en su memoria ya que no disponía de una grabadora, viéndose en la necesidad de recomponerla cada vez, tarareándola, gestándola en su cabeza, en su memoria, en su corazón.

Esa madrugada, ya lista, ya terminaba, tenía que salir, tenía que cantarse, tenía que fluir del alma, entonces la botella de pisco que llevaba en la mano recibiría un sorbo más para ayudar a decidirse y tocar la puerta de Oswaldo y decirle que acababa de concebir y componer la versión final de Flor de Retama. En seguida todo quedó consumado. Entró, cantó y la canción quedó para la historia. Brindaron con lo que quedaba del pisco, se abrazaron y a pedido de Oswaldo convinieron en que esa misma noche convocarían al resto de colegas para escuchar nuevamente la canción. Oswaldo cuenta que se emocionó tanto al punto de arrodillarse ante Dolorier para felicitarlo por la canción. Dolorier no recuerda este detalle pero ya no importa: La canción había sido parida.

La canción fue grabada por primera vez en el año 1970 por el Trío Huanta, que tuvo que obviar una estrofa de la fuga (la parte final) porque excedía el tiempo de grabación de un disco de 45 revoluciones. La estrofa decía: “Los ojos del pueblo tienen hermosos sueños, sueñan el trigo en las eras, el viento en las praderas, y en cada niño una estrella”.Amilcar Gamarra uno de los mejores guitarristas ayacuchanos apoyó en la grabación.

—¿Cómo así llegó la canción a Huanta? —pregunto a Dolorier, en la pequeña sala de su casa.

—Cuando yo iba a Huanta de vacaciones enseñaba la canción a los bohemios de ese tiempo —responde—. Enseñaba la canción en un bar llamado “Donde mueren los valientes” que era atendido por un inválido que guardaba las cajas de cerveza debajo de su cama. Allí, la canción empezó a conocerse y cantarse. Luego, cuando el Trío Huanta la grabó aún persistió cierto temor en la ciudad de cantar la canción, porque aún continuaba la represión del Estado. Incluso, recuerdo que todas las flores de retama de la plaza principal fueron arrancadas. Hoy, más bien, las entradas a Huanta tanto por el lado de Huancayo como por Huamanga están sembradas de retamas.

En 1971, según manifiesta Dolorier, un grupo musical de Huaraz dirigido por el esposo de Martina Portocarrero, Luis Salazar, editó un long play titulado “Huaynos pegaditos”, donde apareció la segunda versión de Flor de Retama. Luego, el mismo año 1971, sería la cantante Martina Portocarrero quien con ojo zahorí, grabaría la canción con algunos arreglos y cambios. Por ejemplo, cambiaría el orden de las dos primeras estrofas. La primera pasaría a ser la segundo y ésta a ser la primera, quedando el inicio de la canción: “Vengan todos a ver, hay, vamos a ver, en la plazuela de Huanta, amarillito, flor de retama, amarillito, amarillando, flor de retama”. A partir de entonces Flor de Retama comenzaría a hacerse famosa.

Ricardo Dolorier no sabría que desde aquella vez esta canción lo acompañaría durante toda su vida, sin dejarla de escuchar ni un solo día, no sólo en su versión original, sino en diversas melodías y arreglos y cantada en distintas voces por innumerables cantautores, cantautoras y orquestas del Perú y el mundo.

—Es curioso pero Flor de Retama fue prácticamente el primer huayno que compuse —nos dice Dolorier—. Yo no había tenido vocación especial por la música folklórica, cantaba más bien, tangos, valses, rancheras, boleros, pero seguramente dentro de mí había un sentimiento que necesitaba aflorar, porque recuerdo que cuando era niño escuchaba a mi madre cantar huaynos bien desgarradores debido a la muerte inesperada de mi hermano mayor a consecuencia de una epidemia de tifoidea que azotó a Huánuco donde entonces vivíamos. Ella sufrió mucho y a mí se me quedaron grabadas esas canciones.

—¿Qué tanto tuvo que ver el contexto político de esos años en la composición de Flor de Retama? —pregunto—. A menudo se cree que nació en la época del terrorismo, en la década del 80.

—Esta canción nació mucho antes. Nació por un gesto de indignación. Había una intencionalidad política en la medida que rechazábamos la dictadura. Era un rechazo natural. Estábamos decepcionados con la democracia de Fernando Belaúnde y no por eso íbamos a aceptar una dictadura militar. La canción coincidió también con un momento de mucho dinamismo político en el país, se sentía tensa actividad en universidades, en el pueblo, en los comités de defensa y ahí empezó a cantarse, acompañando las gestas populares. También la cantaría gente del SUTEP y de la Federación de Estudiantes de la Universidad San Marcos en las luchas contra las dictaduras.

—¿Fue, tal vez, en ese entonces, un modo de canalizar la protesta a través de la expresión artística?

—No necesariamente. Recuerdo que Juan Gonzalo Rosé que era mi amigo y que también componía valses, en una conversación le pregunté que por qué había dejado de escribir poesía y se había dedicado a componer y a hacer música. Me respondió: “Porque nadie me lee, en cambio todos me cantan”, entonces advertí que ese era el camino. En esa época también compuse otro huayno “Los Cabitos” por el cuartel del mismo nombre que había en Ayacucho donde estaban presos muchos pobladores, pero esta canción no tuvo la suerte de Flor de Retama. Años después, ya en la época de la violencia, compuse la canción “El desaparecido” inspirada en un dirigente que desapareció en manos de las Fuerzas Armadas.

En la actualidad Ricardo Dolorier sigue componiendo, labor que intercala con la actividad de la enseñanza educativa a través de su conocido Método de Comprensión Lectora Dolorier, del cual es autor. También nos cuenta que últimamente está explorando los registros de los yaravíes arequipeños y confiesa que después de 40 años, no cambiaría absolutamente nada a Flor de Retama.

Día de homenaje

6 Nov 09. 8.00 p.m. Parque de la Exposición. Lima. María Mullo, la huantinita; Edwin Montoya, el puquiano de oro; Julio Velapatiño, Julio Humala, Margot Palomino, Sila Illanes, Norka Monzoni, Trudy Palomino, Silverio Andrade, entre otros y otras, cantaron Flor de Retama y huaynos ayacuchanos celebrando este día. La canción homenajeada es cantada por lo menos diez veces en diferentes registros y voces.

La novia del Perú, Amanda Portales, superando una caída imprevista al tropezar con un parlante, interpretó una nueva canción de Ricardo Dolorier, grabada recientemente y que el estribillo canta: “Alza tu voz, alza tu canto”. Después de ello, a invitación de Portales, apareció el mismo Dolorier para cantar a dúo Flor de Retama. El Trío Huanta interpretó la versión original de la canción. Luego, como una sorpresa, el Coro Tradiciones de Huamanga interpreta una versión coral de Flor de Retama preparada por primera vez para esta ocasión.

Al final, alentado por Josefina Ñahuis, el público, de pie, emocionado, acompañó a la última cantada de la noche: Flor de Retama. En el escenario, todos los cantantes, músicos e intérpretes, además de algunos invitados del público como el escritor Oswaldo Reynoso y el antropólogo Rodrigo Montoya, juntaron sus voces para elevar las flores de retama al cielo limeño. Todos juntos, cogidos de la mano, al lado de Ricardo Dolorier, cantando a fuerza viva, a tono de esperanza, a ritmo de huaynito, en una sola voz de peruanos, de sangre derramada a rico perfume, cantando, palpitando el corazón, cantando, mirando pasar los ojos del pueblo, cantando, saboreando el huaynito, olor de jazmín, zapateando, cantando, cantando Flor de Retama, una vez más.

Nota:

(1) Un detallado estudio de estos sucesos puede verse en “Rebelión en Huanta” de Roger Saravia Aviles, en: http://www.monografias.com/trabajos22/rebelion-huanta/rebelion-huanta.shtml#flor

En Foto: Amanda Portales y Ricardo Dolorier cantando a dúo Flor de Retama (Foto: Christian Reynoso)

Artículo publicado originalmente en Noticias SER: www.ser.org.pe
También puede leerse en el blog: http://sikuriciudad.lamula.pe
El presente artículo se publicará en el diario Los Andes el día 15 Nov 09

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Volando con Leo Dan, concierto en Puno, Perú


Christian Reynoso

Leo Dan y sus canciones siempre habían estado allí, escuchándose desde la década del 60 en radios y televisión, cuando la Nueva Ola se abría camino en Hispanoamérica. Leo Dan siempre había estado allí, desde que por primera vez cantó “Celia”, su primer gran éxito que lo catapultó a la fama y al corazón de miles de seguidores, con apenas 20 años, cuando Buenos Aires lo recibió con el corazón abierto, desde Atamisqui, un pueblito de la provincia de Santiago del Estero en el norte grande argentino donde nació. Luego seguirían “Fanny”, “Estelita”, “¿Qué tiene la niña?”, entre otros éxitos, con los que terminó de meterse al mundo a sus bolsillos.

Su voz juvenil, su dejo de argentino provinciano que hasta ahora mantiene, su evocación al amor y su música sin muchos artificios terminaron calando, cursi, con sabor a chocolate, en los sueños románticos de miles de enamorados. Desde entonces, hace más de cuarenta años, sus canciones han acompañado el romance, el “plan”, el flirteo, de aquellos años, entre paseos de calles a la salida de la misa o después de la matinée del domingo. Celias, Estelistas y Fannys desfilaron por el imaginario de jóvenes afanosos de amor. Ahora, muchos han crecido y desfallecido, pero siempre que voltean a ver a Leo Dan redescubren sus años de baladita apretadita y corazón zumbante. La música del recuerdo, la balada de oro, la llaman. Otra vez el amor.

Sólo en Lima, en la noche limeña de fin de semana, en la bruma de los bares del centro cercanos a la plaza San Martín, en olor a cerveza helada, prostitutas de esquina, gays de alquiler y rocola vieja, volví a escuchar a Leo Dan desde los años de radio y televisión. En Quilca, en el bar Don Lucho, que en el ambiente del primer piso, al lado de los baños, exhibe una rocola: dos canciones por “china”, cincuenta centavos. Allí, entre el mareo y el bolero, el vals y la música de cantina, la voz de Leo Dan se alza desde la rocola, en el momento menos pensado de la noche, sin que nadie se de cuenta, entre las mesas, la algarabía cantinera, el destapar de cerveza y el tintineo de los vasos. “Mari es mi amor” suena y los corazones de las y los clientes se eclipsan en viejos recuerdos de canciones y épocas de cuando escuchábamos, quizá sin querer, las canciones de Leo Dan en radios y televisión. Hace años. Muchos años.

Volando con Leo Dan

Viajo de Lima a Puno en un vuelo de medio día. En la escala que hace el avión en Cusco, mientras bajan y suben los pasajeros, adelante, en el primer asiento alguien firma autógrafos y posa para las fotografías que le piden. Es Leo Dan. Viaja en el mismo avión con destino a Puno. Sin nunca haberlo conocido, apenas puedo reconocerlo. Mi compañero de asiento lo confirma. Sí, es Leo Dan, no cabe duda. Viaja acompañado de tres personas que conforman su staff de músicos pero que además son su hijo, Nico; su hermano, Juan Carlos; ambos guitarristas, y el director musical, Pipo Álvarez, un chileno radicado en Bogotá.

Conversamos con Pipo y Nico mientras esperamos la partida del avión. Preguntan sobre Puno y Juliaca. Me entero entonces que Leo Dan dará conciertos en Puno, Juliaca, Cusco y Tacna. En seguida, me viene la imagen del bar Don Lucho y “Mari es mi amor” en Lima y me asalta la inquietud de asistir al concierto de Leo Dan en Puno. Entonces, le digo a Pipo que me gustaría fotografiar y escribir una crónica sobre el concierto. Encantado, me dice. En seguida, entre risas, especulamos el titular de la crónica: “Leo Dan en el altiplano peruano”, “Leo Dan en las alturas”. Reímos. Pipo me propone que los acompañe en la gira por el sur del Perú. Me tienta la idea. Veremos que pasa, contesto.

Antes de aterrizar en Juliaca alisto mi Canon. Ya en el aeropuerto mientras esperamos las maletas, fotografío a Leo Dan junto a los músicos folklóricos que siempre reciben a los pasajeros. Lo animo a tocar una zampoña. Sopla apenas cuidando de no marearse con la altura. Afuera, finalmente, antes de abordar el bus a Puno se compra un chullo. Algarabía general.

En el tramo Juliaca – Puno conversamos sobre la política peruana, las cosas que pasan en Puno, los conflictos sociales en Ituata y Pasto Grande, motivados por las actividades mineras. Pipo afirma que lo mismo pasa en cualquier país latinoaméricano. Hablamos sobre Juliaca y su fama de pequeña Taiwán de América. Juan Carlos y Pipo se interesan por determinado aparato de celular en el mercado Túpac Amaru. Ven el desorden juliaqueño en día de parada de danzas por aniversario. El bus no avanza en las calles. Pasamos por puestos de cds piratas. Encontramos Leo Dan por doquier. Pasamos por el mercado. Leo Dan pregunta, curioso, al ver la papa blanca, ¿qué es? Chuño, le digo. Luego, hablamos de las zonas rosas de Juliaca y Puno, El fogón chino, Las conejitas, Miss BB. Comemos algunos plátanos. Hablamos de literatura: Borges, García Márquez, Vargas Llosa y Arguedas. A Arguedas no lo conocen. Anotan en sus libretas los títulos de “Todas las sangres” y “Los ríos profundos”. Prometen leerlo. Nico es el más interesado.

A propósito de temas literarios, Leo Dan cuenta un chiste: Un periodista chileno llama por teléfono al escritor argentino Ernesto Sabato para pedirle una entrevista. (Leo Dan imita el dejo chileno y la frase del periodista). Sabato acepta para la siguiente semana, el día miércoles a medio día. A la siguiente semana, el periodista viaja desde Santiago a Buenos Aires para la entrevista. Antes del medio día llama nuevamente por teléfono a Sabato para indicarle que ya ha llegado a la ciudad y que en breve llegará a su casa. Sabato con mucha pena le dice que no podrá darle la entrevista. ¿Por qué?, pregunta desesperado el periodista. Porque justamente hoy, al medio día, se morirá y que por eso le será imposible atenderlo. Y cuelga el teléfono. (Leo Dan espera que nos riamos) Pero en seguida, Pipo Álvarez, el director musical, le pregunta: ¿Y se murió Sabato? No, que va, responde Leo Dan, sigue vivo el viejo y mierda ese, ja ja. Todos reímos.

A la entrada a Puno, todos quedamos deslumbrados con el paisaje del lago Titicaca y la ciudad. Ni yo mismo por más que haya visto esta imagen infinitas veces dejo de asombrarme. Pienso en la ciudad ficticia de Lago Grande y en la lujuria de febrero. El corazón retumba. Cada retorno siempre es fotográfico y neurálgico, para no perder la rima. “Si van mil personas al concierto estoy contento”, dice Leo Dan al ver el paisaje, “quizá sea la ultima vez que venga a esta ciudad”. Me hace gracia. “Tomaré muchas fotografías”, le respondo y pienso que tan sólo anoche, en Lima, terminaba a todo vuelo de cerrar la edición de un boletín de Noticias, y que hoy, en Puno, horas más tarde, estaré frente a Leo Dan en un escenario disparando la Canon a mil por hora. ¿Mañana que vendrá?, me pregunto.

Llegamos a Puno, divisamos la ciudad desde la Circunvalación Norte y finalmente arribamos al hotel donde se hospedará Leo Dan, a pocas cuadras de la plaza de Armas. Antes, hay un cruce de palabras con los organizadores en cuanto a la calidad del hotel. Igualmente termina de resolverse un asunto relacionado al transformador para el teclado de Pipo y los músicos puneños que acompañarán la tocada. Por último me despido de la delegación hasta la noche. En mi mano llevo los pases libres para las personas que quiera llevar al concierto.

El concierto en Puno

22 de octubre, 2009, 10 p.m. El Coliseo Cerrado está repleto. Tribunas, palco y sitios preferenciales están ocupados, por lo menos 2 mil personas. La muchachada ha crecido y Leo Dan se ha quedado sin cabellos. No importa. Las canciones y la voz se mantienen. El vibrar del corazón escarapela todo el cuerpo y la gente no se contiene y canta, aplaude y se emociona hasta las lágrimas. Nadie imagina que aquel hombre, muy cambiado desde su época de oro, ahora tiene 67 años, 80 kilos y que su nombre verdadero es Leopoldo Dante Tevez. Que lo único que ha hecho en su vida es componer canciones, teniendo hasta la fecha un récord de 2 mil canciones.

Leo Dan inicia su presentación acompañado por un grupo de mariachis altiplánicos, quienes al comienzo son pifiados por el público por decir que “vienen de Juliaca”. Leo Dan no se da por enterado y arremete con su voz ante los nerviosos mariachis que en un comienzo desentonan. “Que Dios te aleje de mí”, canta. Ciertamente Leo Dan desde niño ha tenido especial gusto por las rancheras y los mariachis. Por ello que, una vez famoso, vivió la década del 70 en México donde echó mano de la música mexicana, convirtiéndose en el primer baladista en grabar canciones con mariachis. Algo insólito para entonces. ¡Órale cabrón!

Viejas y jóvenes caras conocidas se ven desde el escenario. Leo Dan ha logrado juntar a distintas generaciones como siempre sucede cuando se trata de un viejo artista con corazón de joven. Así es el amor. Así es el arte. No tiene tiempo ni edad. Nadie se pierde ni un solo minuto ni gesto de Leo Dan. Ríen con sus ocurrencias porque le gusta contar chistes entre una y otra canción y bromear con sus músicos, a manera de descansar la voz. De pronto, gritos de mujeres se escuchan con furor, no sólo por Leo Dan sino por Nico Dan, el hijo, cuando el padre lo presenta y le pide que cante. La continuidad del talento.

Luego de algunos minutos llega el turno de la entrañable “Te he prometido”, canción con la que Leo Dan consolidó su éxito en México y que le abrió las puertas al gigante mundo del espectáculo azteca y el consabido rebote en diversos países. Desde entonces, Leo Dan lleva más de 40 millones de discos vendidos en todo el mundo, cifra que por supuesto, no incluye las ventas piratas. Ciertamente se dice que en cualquier mercado de América Latina se puede encontrar un disco de Leo Dan. Su página web registra más de 75 producciones discográficas, aunque muchas de ellas sean compilaciones de sus más sonadas canciones y en diversos ritmos que van desde el romántico, tango, ballenato hasta el folklore, tropical, cumbia y rock. Muchas de sus canciones también han sido traducidas al italiano, alemán, francés, ingles y japonés. Es suma, verdaderas rarezas de la música baladita.

La gente corea sus canciones. Puno enamorado responde a “Estelita” y llega el momento que a Leo Dan se le ocurre hacer subir al público al escenario. Suerte para los que llegan primero. Mujeres, hombres y niños. Nadie se pica, nadie se chupa, y todos cantan, todos quieren la foto y el abrazo con Leo Dan. Las voces desorejadas y los gallos se escuchan pero no importa, están al lado del maestro. Busco los ángulos perfectos para fotografiar la emoción de los escogidos.

Llega el turno de la afamada “Mari es mi amor”, canción que compuso en España inspirado en Mariett, su esposa, que en 1966, el mismo año que se casó con ella, fue elegida Miss Mar de Plata. Más adelante Leo Dan pide al público que se ponga de pie para que lo acompañe en una canción y entonces agradece la bendición de Jesucristo. Y es que, aunque no se comente mucho, se sabe del acercamiento de Leo Dan a la religión y a Dios. Hecho que incluso lo ha llevado a escribir el libro “Un pequeño grito de fe” que resume su pensamiento actual de hombre cercano a Dios. “Jesús es mi pastor”, “Busca a Jesús” son canciones que también reflejan esta posición, aunque ciertamente, no superen su talento y más parezcan condenarlo a un fanatismo evangelizador que no va de la mano con la dimensión de su obra musical.

Acaba el concierto. La gente deja sus lugares y se aglomera al pie del escenario para fotografiar a Leo Dan. Otro tanto, espera que baje del escenario para abrazarlo y conseguir una ansiada foto junto a él. Por un instante, me siento privilegiado por haber estado en el mismo escenario disparando mi Canon con toda libertad. Mientras todo sucumbe a lo que siempre se hace al término de un concierto, donde sólo quedan las imágenes de lo cantado, me quedo conversando con Pipo Álvarez, mientras Leo Dan es custodiado por agentes de seguridad ante la euforia de la hinchada. Seguramente su imagen sencilla: blue jean, camisa, casaca y zapatos de cuero, quedará grabada en el recuerdo de los muchos y muchas que asistieron al concierto.

En Foto: Leo Dan en el Aeropuerto de Juliaca, tocando una zampoña. Foto: Ch. Reynoso
Artículo publicado en diario Los Andes (Puno) 04 Nov 09.

martes, 3 de noviembre de 2009

Efectos hormonales de la Miss Perú en Puno

Christian Reynoso

Los yunguyeños se han rendido ante la simpatía y figura curvilínea de la Miss Perú, Karen Schwarz. Aun más cuando la Miss vistió el traje de la danza de la Diablada y salió a bailar a las calles de Yunguyo en medio de la tradicional fiesta patronal del Tata Pancho celebrada en esta ciudad el 10 de octubre pasado. Karen se fue con una sonrisa en los labios y colmada de regalos, condecoraciones y títulos que, como toda reina de belleza, recibe en pueblo chico. Era la primera vez que la Miss viajaba, visitaba y conocía Puno.

Fue invitada semanas antes por el propio alcalde yunguyeño en una evento celebrado en el Congreso de la República a propósito de la presentación del Plan Curricular Educativo 2010-2014 propuesto por la Dirección Regional de Educación (DREP) de Puno a los congresistas puneños con el objetivo de conseguir presupuesto. La propuesta, según dieron a conocer, exige un monto que supera los 72 millones de soles para ejecutar dicho plan entre el 2010 -2014, y que serían destinados a capacitación docente, material educativo, monitoreo y evaluación de aprendizajes, investigación, aunque en líneas generales no hayan dado más detalles ni especificaciones.

Sin embargo, la presencia de Karen Schwarz, hizo que la presentación del susodicho Plan Curricular termine desplazada. Las autoridades prefirieron “franelear” las virtudes de la Miss por haber vestido el traje de la Diablada. La Miss, a su turno, se entreveró con un discurso “lleno de amor y agradecimiento” hacia Puno, razón por la cual, en seguida, los fervientes representantes puneños la nombraron huacháfamente Madrina de los 420 mil niños y niñas estudiantes del altiplano puneño. No obstante, el discurso de Karen superó de lejos al aburrido discurso sobre el tema educativo del congresista Aldo Estrada, anfitrión principal, que lleno de adjetivos y vacío de propuestas, no dijo nada. Así, el presupuesto solicitado por la DREP – Puno, quedó tan sólo con la promesa de una reunión con el presidente de la Comisión de Presupuesto del Congreso. Ahí mismo, el alcalde de Yunguyo ni corto ni perezoso, se mandó un bailecito de sikuri de la mano de Karen, a instancia de la paupérrima Margarita Sucari que, al parecer, hasta ahora no sabe que es Congresista por Puno y que debe trabajar en ese cometido.

La Miss Perú hizo feria en Yunguyo. Fiesta para rato. Corazón contento. Alcaldes, funcionarios, damas y muchachada en general pugnó por la consabida foto a su lado. Ella, desde su altura reía y complacía a sus gentiles adoradores. Las hormonas se despertaron en Yunguyo mucho más que las cervezas destapadas de Tata Pancho. Aunque sea exagerado decirlo, si Karen decidiera ser alcaldesa de la provincia en seguida obtendría una alta votación. El sentimiento de pertenencia y orgullo de ser peruano y de identidad con la Diablada, más que el “Contigo Perú” del Zambo Cavero, fallecido esos días, se vio reflejado en Yunguyo y Puno, con las declaraciones de Karen al no aceptar la invitación del presidente boliviano Evo Morales para que vaya al Carnaval de Oruro. Ciertamente, Evo salió mal parado.

Por lo pronto, tendremos a Karen para rato en Puno. Ya ha sido convocada para la Fiesta de la Candelaria del 2010. Se convertirá, pues, en la gran embajadora de la danza de la Diablada aunque quizá le sea difícil conseguir ese pasito primigenio, sikuriano (las primeras diabladas se bailaban a ritmo de sikuri según dicen los Mañazos) de fría noche puneña para poder bailarla con la gracia diablesca de la fiesta. Tendrá que practicar con ponche, ron y frío como se acostumbra. Ahora con más razón que ya ha empezado la disputa de los conjuntos de trajes de luces más importantes y con más recursos (Diablada Bellavista y Morenada Orkapata, entre otros) que ya le han regalado “sendas bandas”, y que vienen negociando bajo la mesa, para que Karen sea su figura especial. ¿Qué dirá la mamita Candelaria? De vírgenes adoradas a reinas deseadas. Así es la fiesta: imagen, poder y cerveza.


En foto: Karen Schwarz, Miss Perú, bailando la Diablada en Yunguyo, Puno
Foto: Albert Gonzáles
Artículo publicado en el diario Los Andes (Puno) el 1 Nov 09.